En una Época en que el mundo aún no se consolidaba como tal, convivían en completa armonía los diversos reinos que poblaban el Universo Desire. Existía el Reino de los Licántropos, en la Llanura Oeste, el Reino de los Vampiros, en los Valles de Sangre, el Reino de los Elfos, en los Bosques de los Susurros, el Reino de los Humanos, en la Ciudad del Sol, el Reino de los Demonios, en las Colinas de la Desolación, y el Reino de los Ángeles, en las Montañas Celestes, así como otras razas que, aunque pequeñas, conformaban sus aldeas en toda la extensión del Planeta.
Pero Desire tenía una particularidad… TODOS sus habitantes, sin excepción, eran varones ¿Cómo era posible, entonces, la reproducción entre seres de un mismo género?
Magos y alquimistas de las diversas razas se unieron, con el fin de realizar diversos experimentos, pociones y elixires hasta dar con un brebaje que permitiera a los chicos de aspecto más frágil y delicado el desarrollar órganos que les permitiesen albergar y dar a luz a un nuevo ser, pero con el paso de los siglos, este brebaje no fue necesario, pues la genética fue haciendo lo suyo en los nuevos seres, que ya nacían hermafroditas.
Era común, por tanto, que, para consolidar las buenas relaciones y convivencia entre las razas, se forjaran matrimonios, y éstos dieran como fruto de aquellas uniones, seres híbridos, quienes eran criados bajo el yugo de sus padres de forma normal y natural, ya que la raza dominante era la que determinaba su aspecto físico. Es así como Desire aumentó su población.
Hasta este punto, esta historia podría ir bien, y parecer el mejor cuento de hadas jamás oído nunca, pero la sombra del caos acechaba Desire, personificado en el Rey de los Demonios, Luzbel Slocum, quien quiso expandir sus dominios y a su vez, conquistar al Rey de los Ángeles, quien era un hermafrodita, tomándolo por esposo a la fuerza, ya que él estaba prometido en matrimonio con el Líder de los Elfos.
Fue así, como la ambición de un ser por más dominios y el deseo carnal por un hermoso ser, formaron la guerra más larga y cruenta conocida en toda la historia en que Desire se dividió, en que todos los Reinos se vieron involucrados, formando pactos y alianzas con uno y otro Reino y en donde miles sacrificaron sus vidas, no solo por defender sus razas, y a quienes que más amaban, sino por restaurar la paz que tanto trabajo les había costado construir, y cuya culminación fue la muerte de Luzbel, a manos de Siegfried Silvermist, Rey de los Elfos, por defender de las oscuras garras del tirano a su bienamado ángel.
Siglos ya han pasado desde aquel triste y vergonzoso episodio, y la paz forjada bajo los tratados de diplomacia de ese entonces han permanecido incólumes y vigentes, manteniendo las buenas relaciones entre los Reinos de Desire. Los avances científicos, tecnológicos y médicos han permitido a sus habitantes conllevar una buena calidad de vida, por lo cual todo está en orden. Pero ¿Cuánto tiempo podrá durar esta paz sin que sea rota por alguien más, cegado por sus ambiciones y sus propios deseos?.
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